Desenfrenos de Miquita Villegas - La Perricholi

La casa de campo era una suntuosa mansión principesca, mandada edificar ̶ como se ha dicho antes ̶ por el virrey Amat, especialmente para la Villegas. Estaba construida de acuerdo al estilo francés, «Rocaillé». Sus salones, capilla, procenio, arcadas y rejas, habían sido decoradas por notables atarifes y talladores. Rodeada de flores, sus habitaciones privadas, estaban alhajadas con valiosos cuadros al óleo, libros y variados objetos que el virrey había coleccionado durante sus viajes.

En este huerto había naranjos, chirimoyos y enredaderas de tomillos silvestre y romero. Poblada de adelfas, de camelias, de alelíes y de toda clase de arbustos que diesen flores y frutos, parecíase un verdadero rincón babilónico. El césped lucía su verdor desde el nacimiento de la huerta, por entre los naranjos, a cada lado del camino que conducía hasta la puerta principal de entrada.

En el fondo, un receptáculo de agua artísticamente construido, ostentaba una cariátide de mármol hecha por Bernine, exprofesamente traída de Europa y por la que salían chorros de aguas, completando el bello conjunto, a cada lado, dos jarrones de bronce que muy bien podrían haber pertenecido a mádame Pompadour.

Jesús Víctor Fajardo (Desenfrenos de Miquita Villegas -La Perricholi- Lima. Editorial Mercurio.

Foto de flickr: Quinta de Presa, (Rímac, siglo XVIII)

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